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Introducción a la Educación para el Desarrollo (Demo)

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Bien común/Bienes públicos globales

El bien común es un término que puede tener distintos significados (en el derecho, la ética, la economía, etc.). En su acepción más popular, el bien común define un bien específico cuya titularidad es compartida y que beneficia a todos o a la mayoría de una comunidad.

Otro concepto es el de bien público global, que puede definirse como un bien público que trae beneficios ampliamente universales, en cuanto a países (si cubre a más de un grupo de países), a personas (si comprende a varios, y preferentemente a todos, los grupos poblacionales) y a generaciones (si se extiende a generaciones tanto actuales como futuras, o al menos si responde a las necesidades de las generaciones actuales sin excluir las opciones de desarrollo para las generaciones futuras) (Kaul, Grungberg y Stern, 2001).

CAD (Comité de Ayuda al Desarrollo)

El Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) es el principal órgano de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para las cuestiones de la cooperación al desarrollo. La OCDE es una organización internacional que agrupa a los países económicamente más fuertes del mundo –actualmente lo componen 29–, y que fue fundada en 1961 para conseguir el crecimiento económico estable de sus miembros, así como su bienestar económico y social. Además, pretendía estimular y coordinar los esfuerzos de los países miembros a favor de los países en desarrollo. Dentro de la OCDE, al CAD le corresponde conseguir que esos esfuerzos internacionales sean coordinados, integrados, eficaces y adecuadamente financiados. Se supone que los miembros del CAD tienen algunos objetivos comunes en sus programas de ayuda.

Los miembros actuales del CAD son: Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Comisión de las Comunidades Europeas, Dinamarca, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Japón, Luxemburgo, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Portugal, Reino Unido, Suecia y Suiza. Participan como observadores permanentes: el FMI (Fondo Monetario Internacional), el Banco Mundial y el PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo).

El CAD desempeña un papel importante en la elaboración de las políticas de cooperación bilateral al desarrollo, ya que no se limita a ser un centro de información, documentación o asesoramiento de los gobiernos, sino que diseña las directrices de la ayuda oficial al desarrollo de los países que lo componen. Puede decirse que, junto con el Banco Mundial y el PNUD, constituye el núcleo donde se elabora la política internacional de cooperación para el desarrollo.

Para ello los órganos del CAD se reúnen con diversos tipos de periodicidad según los diferentes niveles jerárquicos. Los delegados de los países miembros lo hacen con bastante frecuencia, por lo menos 15 veces al año; con periodicidad anual se celebra la reunión a nivel de los ministros responsables en cada gobierno de la cooperación o de las agencias, con el objeto de analizar el trabajo del CAD frente a los actuales problemas. Además, celebra otro tipo de reuniones de trabajo con expertos, grupos específicos de trabajo, redes, etc.

El CAD contribuye a las políticas de ayuda de los países miembros a través de cuatro tipos de actividades:

  1. Plantea las directrices generales de política, obligatorias para los miembros en la realización de sus programas de cooperación al desarrollo. Las directrices anteriores a 1992 aparecen recogidas en el documento Manual de la Ayuda al Desarrollo: Principios del CAD para una ayuda eficaz (CAD, 1995). A partir de esa fecha, en la colección “Directrices de Cooperación al Desarrollo”, publica las nuevas orientaciones que se van aprobando.

  2. Realiza revisiones críticas periódicas de los programas de cooperación al desarrollo de los países miembros. Con intervalos de tres años examina:
    – la aplicación por parte de cada miembro de las directrices de las políticas del CAD;
    – la gestión de los programas;
    – la coherencia de las demás políticas con los objetivos del desarrollo;
    – las tendencias en la cantidad y asignación de los recursos.

    El CAD publica un resumen de los resultados y conclusiones de estos exámenes que hace a los países miembros.

  3. Ofrece un foro para el diálogo, el intercambio de experiencias y la elaboración de un consenso internacional sobre problemas de política y gestión que sean de interés de los miembros.

  4. Publica estadísticas e informes sobre la ayuda y otros flujos de recursos hacia los países en desarrollo y en transición. Estos datos estadísticos se reconocen como fuentes oficiales para el estudio de la financiación del desarrollo. El informe anual sobre la cooperación al desarrollo (Development Cooperation: Efforts and Policies of the Members of the Development Assistance Committee) constituye una referencia obligada para el análisis de la evolución de los flujos de cooperación, tanto en cuanto al origen como al destino y formas de canalización de los mismos.
    El documento titulado El papel de la cooperación para el desarrollo en los albores del siglo XXI (Shaping the 21st Century), recogido en el Informe de 1997, representa el nuevo consenso de los países y agencias donantes que define los objetivos de la cooperación al desarrollo para el próximo siglo, convirtiéndose en referencia fundamental para las políticas de cooperación de los diferentes países donantes. Posteriormente, estos mismos objetivos han sido adoptados de manera común por la OCDE, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y Naciones Unidas, que han expresado sus prioridades en materia de cooperación al desarrollo en la publicación 2000. Un mundo mejor para todos. Consecución de los objetivos de desarrollo internacional.
    Dichos objetivos del desarrollo internacional son:

    a) Reducir a la mitad entre 1990 y 2015 la proporción de personas que viven en la pobreza extrema.
    b) Matricular a todos los niños en la escuela primaria para 2015.
    c) Avanzar hacia la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer, eliminando las disparidades entre los géneros en la enseñanza primaria y secundaria para 2005.
    d) Reducir la tasa de mortalidad infantil en dos terceras partes entre 1990 y 2015.
    e) Reducir la mortalidad materna en tres cuartas partes entre 1990 y 2015.
    f) Dar acceso a servicios de salud reproductiva para 2015 a quienes los necesiten.
    g) Poner en práctica para 2005 estrategias nacionales de desarrollo sostenible a fin de revertir para 2015 la pérdida de recursos ecológicos. A. D.

Centro-periferia

La propuesta de considerar las categorías centro y periferia como referencias para elaborar la estrategia de desarrollo y para analizar las relaciones entre los países en la economía internacional fue un producto de la escuela estructuralista latinoamericana. Su principal exponente fue la CEPAL (Comisión Económica para América Latina), donde tuvo una gran influencia el pensamiento del economista argentino Raúl Prebisch.
La preocupación de la CEPAL desde su inicio fue el estudio de los vínculos entre los países industrializados y los que todavía no lo eran, es decir, los del llamado Tercer Mundo. La novedad consistió en introducir el progreso técnico como elemento central del diagnóstico. Frente a las concepciones clásicas que argumentaban la bondad de la especialización de los países de acuerdo a las ventajas comparativas de cada uno, al considerar que no se producían discriminaciones entre quienes se especializaran en exportar materias primas y quienes lo hicieran exportando manufacturas, los estructuralistas plantean que esa especialización no es indiferente y que es necesario distinguir la existencia de un centro y una periferia en la economía mundial.
Centro y periferia se diferencian porque tienen estructuras productivas diferentes: el primero se caracteriza por una estructura diversificada y homogénea; mientras que la segunda, por el contrario, posee una estructura simple y heterogénea. En el centro se genera el progreso técnico y se aplica, con lo que se beneficia de los incrementos de productividad que supone, mientras que la periferia se encuentra supeditada a los avances que se producen en el primero y se beneficia de los mismos no cuando lo quiere y necesita sino cuando se lo permiten.
Según la CEPAL, las relaciones entre centro y periferia se resumen en los siguientes puntos: a) la periferia permanece retrasada por su incapacidad para generar, o integrar, el progreso técnico de la misma manera que lo hace el centro; por ello, la productividad del trabajo aumenta más lentamente en la periferia y, en consecuencia, los sectores productores para la exportación de materias primas, que forman la esencia de la periferia, progresan más lentamente que los sectores productores de manufacturas, que es lo característico del centro; b) en la periferia, los sectores de escasa productividad, como la agricultura de subsistencia, generan un continuo excedente de mano de obra, que presiona a la baja sobre los salarios del sector moderno, lo que, además de hacer que no crezca el mercado interno, disminuye los precios del sector de exportación; c) tanto las diferencias de productividad como la baja de los precios explican la tendencia al aumento de las diferencias entre el ingreso en el centro y la periferia; d) se produce una tendencia al desarrollo desigual entre los polos que forman el sistema (Palma, 1987:62).

1) La relación real de intercambio
La crítica que hacía la CEPAL a la teoría convencional del comercio internacional se basaba en demostrar que la división internacional del trabajo existente: países productores de materias primas, que constituían la periferia, y países productores de manufacturas, que formaban el centro, beneficiaba decididamente a estos últimos. La tesis del deterioro de la relación real de intercambio plantea que el comercio entre el centro y la periferia perjudica a ésta. En este sentido, la CEPAL asumía los resultados de los trabajos de Prebisch y Singer, que, a comienzo de los años 50, señalaron que históricamente los precios de exportación de las materias primas aumentaban más lentamente que los precios de exportación de las manufacturas. Esto implicaba que la relación entre ambos se iba deteriorando y se perjudicaba seriamente la capacidad adquisitiva de los exportadores de materias primas, que se verían obligados a aumentar continuamente los volúmenes de exportación si querían mantener su poder de compra. La base estadística para sostener su tesis era el análisis de la relación de intercambio británica durante el periodo 1873-1938, que había supuesto un cambio con relación a la tendencia anterior, en que los precios de las materias primas habían crecido más que las manufacturas.
La explicación de este comportamiento de la relación real de intercambio se encontraba, según dichos autores, en los siguientes factores: a) en lo que respecta a la demanda, el hecho es que la demanda de manufacturas crece más rápidamente que la de materias primas: primero, porque el crecimiento de la demanda según se incrementa el ingreso es inferior en los productos básicos que en las manufacturas; segundo, porque según avanza el progreso técnico se necesitan menos materias primas para la fabricación de manufacturas; y, b) en lo que respecta a la oferta, las diferencias estructurales ya señaladas hacían que el centro se apropiara de los incrementos de productividad consiguiendo aumentar los ingresos del capital (beneficios) y del trabajo (salarios), sin reducir los precios; mientras que en los países de la periferia los escasos incrementos de productividad no se traducían en un aumento de los salarios, entre otras cosas por la falta de poder negociador de los trabajadores, con lo que los empresarios podían aumentar sus beneficios y, al mismo tiempo, disminuir los precios (Martínez y Vidal, 1995: 362-6).
Aunque la evidencia empírica de esta tesis ha sido muy debatida, lo cierto es que en las décadas de los 50 y 60 el deterioro fue real, produciéndose una agudización del mismo en la década de los 80. Varios estudios recientes aportan datos que confirman la hipótesis de que los términos de intercambio evolucionan negativamente para los bienes primarios. En todo caso, si se excluye la evolución de los precios del petróleo, no hay duda de que los datos corroboran el descenso continuo de la tendencia de la relación de intercambio después de la II Guerra Mundial.
De aquí que la CEPAL se planteara la necesidad de emprender un camino a la industrialización para conseguir el desarrollo y romper una situación de división internacional del trabajo que condenaba a los países a permanecer en la periferia y a ver progresivamente empeorada su situación respecto a los países ya industrializados. La respuesta fue el planteamiento de la estrategia de industrialización por sustitución de importaciones.
La tesis del comportamiento centro-periferia tuvo una gran influencia y fue recogida por muchos economistas y científicos sociales que se dedicaban al estudio de las cuestiones del desarrollo. Posteriormente, hacia los años 60, dio pie a la escuela denominada de la dependencia, que enfatizaba el obstáculo que suponía para el desarrollo de los países el comportamiento de las economías industrializadas. Dentro de la escuela se dieron diversas tendencias en la explicación de cómo se producía la relación de dependencia de la periferia respecto al centro.

2) La visión centro-periferia en la actualidad
Actualmente tiene menos importancia el comercio internacional entre diferentes sectores e industrias de diferentes países, por lo que algunos de los presupuestos de la visión centro-periferia deben acomodarse a los nuevos escenarios. Progresivamente ha ido creciendo el comercio internacional dentro de una misma industria e, incluso, dentro de la propia empresa, cuando ésta adquiere la dimensión de transnacional. Las empresas transnacionales, al instalar empresas subsidiarias en la periferia, desdibujan las condiciones tradicionales del intercambio de productos primarios desde las periferias por productos manufacturados desde los centros. Aunque los términos de intercambio siguen respondiendo a las predicciones de la teoría cepalina, el sistema centro-periferia pasa a responder a otra lógica a medida que el comercio de bienes entre sectores pierde importancia.
Los cambios y las revoluciones tecnológicas se siguen gestando en el seno de sociedades políticamente unificadas, es decir, en los estados, y responden a las condiciones que ellas ofrecen. Desde este punto de vista, el centro, fuente de la presente revolución tecnológica, sigue estando formado por los mismos países que han hegemonizado las relaciones económicas durante este siglo XX. Por su parte, la periferia se ha ido diferenciando en diversos estratos de industrialización y desarrollo, como pueden ser, en orden del nivel más elevado al inferior: los países del Sudeste asiático, las economías latinoamericanas y los países del África Subsahariana. Lo que interesa dentro de la perspectiva centro-periferia es, en última instancia, el impacto del cambio tecnológico del centro sobre el empleo y la equidad en la periferia. Hasta el presente la desigualdad está aumentando en los últimos años y, aunque no pueda darse por consolidado que el nuevo escenario mundial esté generando una nueva versión de relaciones asimétricas en la que el centro consolide su hegemonía y siga aumentando la distancia económica con la periferia, lo que es evidente es que el cambio técnico generado en el centro y su forma de difusión internacional debe tenerse en cuenta más que nunca si se quiere entender el orden internacional emergente (Filippo, 1998). A. D.

Ciudadanía global

La ciudadanía global reivindica un espacio de participación en el ámbito transnacional. Desde esta perspectiva, se encuadran las propuestas políticas de modelos de democracia global y también la acción de los movimientos transnacionales de la sociedad civil. Se trata de una realidad muy heterogénea, compuesta por distintos agentes cuyas actividades van desde lo puramente local hasta lo global, pero que están inspiradas por una conciencia ética que convierte en una realidad tangible la perspectiva cosmopolita (Falk, 1998). Los foros sociales mundiales son quizás la propuesta más palpable de esta perspectiva global. La idea de ciudadanía global está en la base de muchas propuestas educativas que se formularon en los años noventa.

Ciudadanía universal

Condición que permite identificar a todos los seres humanos como miembros de una misma comunidad política.
Los atributos de la ciudadanía vienen generalmente determinados por el vínculo existente entre los individuos y un Estado determinado. Sin embargo, los derechos humanos pueden entenderse como una forma universalizada de ciudadanía, que trasciende los límites de la pertenencia al Estado tanto en sentido nominal como territorial.
Los derechos humanos deben incluir así un derecho básico a la ciudadanía, que actualmente se formula sólo negativamente como el derecho a no ser privado de la nacionalidad. Este derecho podría reformularse como un derecho positivo, como el derecho de acceso a la “ciudadanía sustancial”, es decir, el derecho a la no discriminación de los miembros de la sociedad que residen en ella de manera permanente, no sólo con respecto a sus derechos humanos universales, sino también con respecto a derechos de ciudadanía más específicos en la sociedad en la que residen.
La existencia de los derechos inherentes a la ciudadanía implica siempre una llamada dirigida a las autoridades políticas que pueden hacer efectivos dichos derechos. Para los derechos universales, estas instituciones no pueden ser sólo las de los Estados soberanos individualmente considerados. La efectividad de los derechos humanos necesita claramente instrumentos más sólidos de Derecho internacional y un poder judicial internacional que garantice la jurisdiccionabilidad de tales derechos. En la estructura política global, tales instituciones se encuentran actualmente situadas a nivel de la comunidad internacional de Estados.
Los individuos, por su parte, gozan de un reconocimiento cada vez mayor de su condición de sujetos de Derecho internacional, precisamente en la medida en que pueden exigir internacionalmente el reconocimiento de los derechos que los Estados se han obligado a respetar. Es el lugar que ocupa el individuo en el orden jurídico internacional el que permite afirmar el desarrollo de una ciudadanía universal definida por el disfrute de los derechos fundamentales básicos. M. T. G.

Codesarrollo

Para la Cooperación española, las actuaciones de codesarrollo son aquellas que, situadas en el marco más amplio de migraciones y desarrollo, implican a las mujeres y a los hombres emigrantes en el desarrollo económico, social y humano de sus lugares de origen. El Documento de Consenso sobre Codesarrollo, elaborado por el Grupo de trabajo de Codesarrollo del Consejo de Cooperación, trata de profundizar en el objeto y las características principales del codesarrollo, y recoge recomendaciones prácticas de actuación.

Comercio justo (Según Diccionario de Acción Humanitaria – HEGOA)

Tipo de comercio que posibilita el acceso de los productores pobres del Tercer Mundo a los mercados de los países ricos, se basa en unas relaciones de equidad y solidaridad, y se orienta a la reducción de la pobreza.
Los orígenes del comercio justo se encuentran en los años 60, con las worldshops (tiendas del mundo), que surgen primero en Holanda y posteriormente en otros países. Su aparición es impulsada por diversas organizaciones sociales, por entender que las desiguales relaciones comerciales Norte-Sur son una de las principales causas del subdesarrollo y de la pobreza. Se trata, por tanto, de una experiencia que parte de la creciente sensibilidad de aquella década con relación a la necesidad de unas relaciones comerciales más justas e igualitarias, expresada también en el marco de Naciones Unidas en su Conferencia sobre Comercio y Desarrollo, celebrada en Ginebra en 1964.
La expansión de esta iniciativa va dando lugar posteriormente a la conformación de diversas redes de organizaciones implicadas. En 1989, las Organizaciones de Comercio Alternativo (OCAS) crean la Federación Internacional de Comercio Alternativo (IFAT), que agrupa a productores del Sur y a OCAS del Norte. En 1990 nace una organización propia de las OCAS europeas, la Asociación Europea de Comercio Justo (EFTA), y posteriormente la Red de Tiendas del Mundo Europeas (NEWS).
En este proceso, algunas ONG van evolucionando hasta convertirse en unas empresas atípicas, ya que, si bien operan en el mercado, priman en el proceso productivo unos valores éticos y apelan especialmente a la responsabilidad ética del consumidor. En 1989 apareció en Holanda la primera etiqueta de calidad sobre el café de comercio justo, denominada Max Havelaar. Otros sellos del comercio justo son Transfair (presente en Alemania, Austria, Luxemburgo, Japón, Canadá e Italia) y Fairtrade Mark (Inglaterra).
El objetivo del comercio justo es reducir la pobreza de los países del Sur a través de unas relaciones de producción y comercio que posibiliten el acceso a los mercados del Norte a campesinos y otros productores pobres del Sur, que, de lo contrario, suelen verse excluidos o marginados de los mismos.
El rasgo característico del comercio justo es la igualdad y el respeto que rigen las relaciones entre los productores del Sur, las tiendas de comercio justo, quienes realizan las importaciones y los consumidores del Norte. Todos estos sujetos hacen suyos los criterios que rigen las relaciones del comercio justo, orientados a favor de los derechos humanos, el desarrollo sostenible de las comunidades, la participación democrática y la igualdad de género (ver género, igualdad de). Tales criterios son los siguientes: a) condiciones de trabajo dignas y salarios adecuados y regulares; b) ausencia de explotación infantil; c) Igualdad entre hombres y mujeres; d) funcionamiento democrático; e) relación comercial a largo plazo; f) pago de una parte del precio por adelantado (40-50%) para que los productores no se endeuden; g) destino por los productores de parte de sus beneficios a las necesidades básicas de sus comunidades; h) respeto por el medio ambiente; i) respeto por las culturas indígenas; calidad de los productos; k) información al consumidor.
El volumen de facturación del comercio justo, aunque relativamente modesto, ha aumentado con el tiempo. A finales de los 90, los miembros de la EFTA importaban productos de unas 800 organizaciones de productores en 45 países del Sur, que agrupaban a unas 800.000 familias, lo que representa unos 5 millones de personas. En el Estado español las ventas han crecido notablemente año a año, pasando por ejemplo de los 200 millones de pesetas en 1994 a casi 700 millones en 1997.
Las organizaciones de comercio justo han formulado a la Unión Europea diferentes propuestas con objeto de alentar unas prácticas comerciales más justas, entre las que destacamos las siguientes:
a) Promoción del comercio justo: trato preferencial para los productos de comercio justo; apoyo concertado al comercio justo por parte de la Unión Europea y de los Estados miembros; reconocimiento de las marcas de comercio justo.
b) Promoción del comercio y desarrollo sostenible entre el Sur y el Norte: comercio justo y política de desarrollo; supresión de los obstáculos a las importaciones; representación de los productores de comercio justo en los organismos internacionales.
c) Consolidación de los mercados de las materias primas: respeto de las materias primas frente a los sucedáneos en la producción; acuerdo europeo del café.

En defensa de estas propuestas, las ONG involucradas vienen intentando incrementar su coordinación mediante la creación de diversas redes, que impliquen también a organizaciones del Sur. Por otro lado, una de sus actividades principales a favor del comercio justo consiste en las campañas de sensibilización social y de presión política, tanto en el ámbito local como en el internacional. Entre tales campañas, algunas de las más destacadas han tenido por objeto el trabajo infantil (en la confección de alfombras orientales), las multinacionales de calzado deportivo, la fabricación de juguetes, o los sucedáneos de leche materna de la empresa Nestlé. M. E.

Comercio justo (Según la Estrategia de Educación para el Desarrollo de la Cooperación Española)

El comercio justo es una forma alternativa que tiene como doble objetivo: mejorar el acceso al mercado de los productores más desfavorecidos y cambiar las reglas injustas del Comercio Internacional.

El Comercio Justo contribuye al desarrollo sostenible ofreciendo mejores condiciones comerciales y asegurando los derechos de productores y trabajadores marginados, especialmente en los países socios.

Los principios que defiende el Comercio Justo son: los productores forman parte de cooperativas u organizaciones y funcionan democráticamente; rechazo a la explotación infantil; igualdad entre hombres y mujeres; trabajo digno en el respeto de los derechos humanos; el precio que se paga a los productores permite condiciones de vida dignas; los compradores generalmente pagan por adelantado para evitar que los productores busquen otras formas de financiación; se valora la calidad y la producción ecológica; respeto al medio ambiente; se busca la manera de evitar intermediarios entre productores y consumidores, y se informa a los consumidores acerca del origen del producto.

Se intenta así evitar las grandes diferencias entre el precio que pagan por un producto los consumidores del primer mundo y el dinero que se les paga a los productores en el Tercer Mundo, además de evitar la explotación de los trabajadores. La novedad del Comercio Justo es que las organizaciones de los países donantes no se limitan a transferir recursos para crear infraestructuras, capacitar o prefinanciar a los grupos productores, sino que participan activamente en la comercialización mediante la importación, distribución o venta directa al público.

Todo ello confiere al Comercio Justo una dimensión holística y transformadora en cuanto que favorece un modelo económico ético y sostenible, es un elemento fiscalizador del comercio internacional, favorece la adopción de buenas prácticas comerciales y genera espacios de denuncia así como de participación y compromiso de los consumidores.

Conciencia crítica

Educar la conciencia crítica es desarrollar la conciencia de que poseemos el conocimiento humano en todas sus secuencias y que nadie nos puede expropiar de ninguna de ellas. Por eso, el sistema educativo (y toda la educación no formal) tiene que ser la estructura social que permita a los alumnos/as el desarrollo pleno de las secuencias del conocimiento: informarse sobre lo que necesitan conocer para vivir, representar simbólicamente el objeto de la información, significar lo que supone para su propia vida el objeto significado simbólicamente, producir un proyecto necesario para trasformar y adquirir el conocimiento que llegue a satisfacer su necesidad de vivir, planificar los comportamientos precisos para realizar el proyecto, ejecutar lo planificado, modificar la realidad que ha conocido el alumno, consumir o usar lo modificado, o transformarse a sí mismo, y evaluar toda la actividad de conocer que ha realizado como sujeto libre y consciente de su propia actividad de conocer y vivir (Roncero, 2006).

Consumo Responsable

El concepto de consumo responsable es muy amplio, como lo es la propia actividad de consumir. Podemos, sin embargo, sintetizarlo en tres bloques:

  • Un Consumo Ético o Crítico, en el que se introduzcan valores como una variante importante a la hora de consumir o de optar por un producto. Hace especial énfasis en la austeridad como un valor en sí mismo.
  • Un Consumo Ecológico, que incluye, por este orden, las famosas “erres” del movimiento ecologista: Reducir, Reutilizar y Reciclar, pero en el que también se incluyen elementos tan imprescindibles como la agricultura y la ganadería ecológicas, la opción por la producción artesana, etc.
  • Un Consumo Social o Solidario, en el que entraría también el Comercio Justo, es decir, el consumo en lo que se refiere a las relaciones sociales y condiciones laborales en las que se ha elaborado un producto o producido un servicio. Se trata de: pagar lo justo por el trabajo realizado, tanto a gentes de otros países como a las más cercanas, en nuestro ámbito local; eliminar la discriminación; potenciar alternativas sociales y de integración, y procurar un nuevo orden económico internacional.

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